Diario de mi tercer viaje a Japón día 17 - Koyasan I

12-08-09

Hoy nos vamos de retiro espiritual a Koyasan. Koyasan es el centro del Budismo Shingon, una secta budista introducida en Japon en el 805 por Kobo Daishi (aka Kukai), uno de los personajes más relevantes en la historia religiosa en Japón. Hay sobre 100 templos en una pequeña ciudad en lo alto de una montaña boscosa. Koyasan está en un bosque de montaña, a unos 1000 metros sobre el nivel del mar. Koyasan es uno de los mejores lugares para vivir una noche en un templo.

Tomamos el tren desde Osaka hasta Hashimoto y desde allí un local hasta Koyasan, para llegar hay que tomar un tren cremallera hasta la estación. Allí una amable señora nos da un papel con el itinerario de los buses hasta el templo Ekoin y en que parada bajarnos y que nos cuesta. El llegar el templo sin problemas ya que está cerca de la parada de bus.

Nos dejar subir al cuarto y dejar la maleta, rellenamos el papeleo y nos informan de los horarios de la cena, baño, desayuno y ceremonia religiosa por la mañana.

Salimos y tomamos un bus hasta el Daimon (La gran puerta) en el extremo oeste de la ciudad, Daimon es la entrada principal de Koyasan. La primera estructura fue creada en el valle Tsuzuraori y se trasladó a la sede actual en el siglo 12. El edificio actual fue reconstruido en 1705. Daimon mide 21,4 metros por 7,9 metros y tiene 25,1 metros de altura. Dentro hay dos estatuas que se llaman kongo-rikishi que son unos guardianes que vigilan la entrada principal de Koyasan. Estas magníficas estatuas fueron creadas por Uncho y Koui durante el periodo Edo.

Desde allí vamos al Danjo Garan. El Garan es el complejo central de templos en Koyasan, que fue originalmente construido por Kobo Daishi. Se amplió a través de los siglos y en la actualidad consiste en la Kondo (sala principal), Daito (gran torre), Saito (torre occidental), el Miedo (Sala Mie) y varios otros edificios del templo y santuario.

El Daito y el Saito son llamados tahoto, un tipo bastante raro de pagoda que se parece a una stupa de la India que a las pagodas de tres y cinco pisos japonesas.

Danjo Garan es uno de los dos lugares más sagrados en Koyasan. En el siglo 9, Koyasan fue fundada en este mismo terreno. En ese momento de Kobo Daishi celebró una ceremonia y, a continuación, dedicó su vida a la construcción de Danjo Garan.

Esta área sagrada consiste en cerca de veinte diferentes estructuras incluyendo el magnífico Konpon Daito. Si se puede ver la totalidad de Danjo Garan, el diseño de la zona y sus edificios se combinan para formar una imagen que representa el reino Womb Mandala.

El complejo es grande y al estar arbolado la visita se hace agradable, a parte la temperatura aquí es mucho mejor que en Osaka al estar a más altura. De todos los edificios el Daito (la gran estupa) tiene un interior ricamente decorado y merece la pena descalzarse y entrar a ver el interior.

Salimos del complejo y decidimos no ir al Reihokan Museum donde hay cantidad de piezas relacionadas con Koyasan expuestas. Pasamos por la Rokuji no Kane o la campaña de las seis en punto.

De allí vamos al Kongobuji.

Desde allí paramos en una tienda de alimentación para comprar algunas cosillas y tomar algo fresco en algún sitio tranquilo.

Tras reponer fuerzas nos vamos al Mausoleo de los Tokugawas y la verdad son dos edificios cerrados y que únicamente se pueden ver por una pequeña rejilla en la puerta principal y los tejados de los edificios. No es que merezca mucho la pena...pero ya que hemos llegado entramos.

Luego tomamos el bus y nos vamos al templo ya que la cena es a las 5 y media. La cena por decirlo de alguna manera es peculiar, la sirven en la propia habitación. En las bandejas te ponen todo tipo de verduras, arroz y algún dulce en varios cuencos y la verdad se echa de menos el manual de instrucciones porque comes a tientas probando a ver que tal el siguiente plato. Luego llamas y vienen a retiran todo y te montan los futones para que puedas dormir.

La habitación es austera pero no más que la de cualquier hotel japonés de estilo tradicional. Mejor de lo que esperabamos, bastante amplia, un armario, terraza con vistas a un jardín y una mesita y un par de sillas para poder disfrutar de las vistas. Sin aire acondicionado ni nevera pero si televisión y un ventilador, la cajita para hacerte el té y el tatami.

Las duchas son comunes y dispone de duchas y una bañera con agua caliente. Solo se pueden usar de 4 de la tarde a las 10 de la noche y los servicios también son comunes.

Lo que sorprende es la paz y la tranquilidad que se respira...solo se escuchan las consabidas chicharras y algún que otro pájaro. Todo muy tranquilo y relajante.